
CBD y la enfermedad ELA
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa con afección motora que provoca la parálisis del paciente y su posterior muerte. Siendo la ELA una enfermedad sin cura ni tratamiento eficaz, los cannabinoides se presentan como unas moléculas capaces de retrasar la sintomatología a la par que mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La causa principal de esta patología es la muerte progresiva de las neuronas encargadas de transmitir el impulso nervioso hacia los músculos, también conocidas como motoneuronas. Encontradas principalmente en la sustancia gris de la médula espinal (la parte interna de la misma), a medida que aumenta la muerte de ellas, se incrementa la debilidad en las extremidades (suele afectar primero a un tipo para extenderse al otro). Esto conlleva una atrofia muscular que evolucionará en etapas finales hacia una parálisis total, lo que provoca normalmente una insuficiencia respiratoria que lleva a la muerte del paciente. Además, durante el desarrollo de la enfermedad se da otra sintomatología secundaria relacionada con el dolor, la falta de apetito, o la falta de sueño.
Teniendo claro la constitución del sistema endocannabinoide, la mayoría de los estudios preclínicos sobre este sistema dentro de la ELA han sido realizados con modelos de SOD1 mutada. Los primeros ensayos farmacológicos fueron realizados con el Δ9-THC con la idea de aumentar la supervivencia de las motoneuronas mediante la activación de los receptores CB1 que poseen estas células. A pesar de obtener cierto efecto positivo, se ha constatado que los mejores efectos terapéuticos encontrados han sido mediados por la actuación del receptor CB2. Esto se debe a que con el paso de los años ha ido tomando cada vez más relevancia el papel de la activación glial (astrocitos y microglía) no tanto como una consecuencia de la ELA, sino como una causa de la misma. Además, en paralelo, los estudios del sistema endocannabinoide en este modelo de SOD1 mutada reflejaban que se producía un incremento de los niveles del receptor CB2. Con estas dos premisas se realizaron ensayos farmacológicos con el cannabinoide sintético AM-1241, selectivo para el receptor CB2 exclusivamente. Dicho tratamiento consiguió retrasar de manera significativa la evolución de la enfermedad correlacionada con una menor activación glial, es decir una menor inflamación. Otra vía estudiada con estos mismos efectos positivos fue bloquear la enzima de degradación MAGL. Cuando esta enzima es bloqueada, los niveles del endocannabinoide 2AG (2-araquidonilglicerol) aumentan más de lo normal, lo que conlleva una mayor activación principalmente del receptor CB2, y algo menor del CB1.
Además, esta misma sobreexpresión del receptor CB2 ha sido encontrada en un nuevo modelo de ELA con la proteína TDP43 mutada. Como ocurrió en el modelo de SOD1, se obtuvieron los mismos eventos tóxicos consecuentes de una activación glial con una activación en paralelo de los receptores CB2 de estas células. El tratamiento farmacológico mediante otro cannabinoide sintético selectivo, en este caso el HU-308, volvió a conseguir un retraso de los síntomas de la enfermad y una mayor supervivencia de motoneuronas. Lo que se traduce en unos ratones que desarrollan la enfermedad más tarde con una mayor supervivencia.
En conclusión, partiendo de que los cannabinoides ya han sido demostrados como unos compuestos terapéuticos para diversas enfermedades neurodegenerativa, siendo la ELA una enfermedad de este tipo en la que se produce una multitud de eventos tóxicos, es claro que la estrategia de usar una farmacología directa frente a una sola diana resulta ineficaz para tratar la misma. Precisamente este motivo convierte a los cannabinoides como unas moléculas potencialmente beneficiosas para el tratamiento de la ELA. La información obtenida a partir de los diferentes ensayos farmacológicos con los cannabinoides, ha reflejado que la modulación del sistema endocannabinoide es una realidad con un efecto positivo. Y en la ELA, concretamente, se tiene una fuerte base para creer que aquellos cannabinoides que median la activación del receptor CB2 (cuya sobreexpresión podría ser un marcador de la enfermedad) pueden ayudar a los pacientes retrasando la sintomatología de la enfermedad, mejorando la calidad de vida y alargando la misma. Sólo queda llevarlo a práctica.